Antes de traducir el texto de la Antología de Apolodoro , vamos a familiarizarnos con el mito, a ver si luego bordamos la traducción y no decimos muchas barbaridades.
Como es costumbre en este blog, comenzaremos por una canción griega sobre el mito, os servirá para aprender algo de griego moderno (es griego clásico, pero leído a la manera moderna) y revisar vuestro inglés.
Sin embargo, como mucho me temo que no os hayáis enterado bien, continuaremos con una versión más entrañable y divertida, escuchadla hasta el final y conoceréis el mito.
Para que esta actividad sea interdisciplinar, os reto a que practiquéis vuestros conocimientos artísticos: ahí van unas cuantas muestras pictóricas sobre el mito. Investigad la época y los autores de los cuadros.
El principal autor latino que narra el mito es Ovidio en sus Metamorfosis. Leed la traducción del texto latino; como Ovidio era un poco enrevesado en su manera de narrar, para que todos podamos entender el texto, debéis buscar las palabras cuyo significado no conozcáis. Espero vuestras respuestas.
OVIDIO La Metamorfosis, Libro I
350. Deucalión con lágrimas brotadas así a Pirra se dirige:
“Oh hermana, oh esposa, oh hembra sola sobreviviente,
a la que a mí una común estirpe y un origen de primos,
después un lecho unió, ahora nuestros propios peligros unen,
de las tierras cuantas ven el ocaso y el orto
355. nosotros dos la multitud somos: posee lo demás el ponto.
Esta tampoco todavía de la vida nuestra es garantía
cierta bastante; aterran todavía ahora nublados nuestra mente.
¿Cuál si sin mí de los hados arrebatada hubieras sido
ahora tu ánimo, triste de ti, sería? ¿De qué modo sola
360. el temor soportar podrías? ¿Con consuelo de quién te dolerías?
Porque yo, créeme, si a ti también el ponto te tuviera,
te seguiría, esposa, y a mí también el ponto me tendría.
Oh, ojalá pudiera yo los pueblos restituir con las paternas
artes, y alientos infundir a la conformada tierra.
365. Ahora el género mortal resta en nosotros dos
–así pareció a los altísimos– y de los hombres como ejemplos quedamos.”
Había dicho, y lloraban; decidieron al celeste numen
suplicar y auxilio por medio buscar de las sagradas venturas.
Ninguna demora hay: acuden a la par a las cefísidas ondas,
370. como todavía no líquidas, así ya sus vados conocidos cortando.
De allí, cuando licores de él tomados rociaron
sobre sus ropas y cabeza, doblan sus pasos hacia el santuario
de la sagrada diosa, cuyas cúspides de indecente
musgo palidecían, y se alzaban sin fuegos sus aras.
375. Cuando del templo tocaron los peldaños se postró cada uno
inclinado al suelo, y atemorizado besó la helada roca,
y así: “Si con sus plegarias justas”, dijeron, “los númenes vencidos
se enternecen, si se doblega la ira de los dioses,
di, Temis, por qué arte la merma del género nuestro
380. reparable es, y presta ayuda, clementísima, a estos sumergidos estados.”
Conmovida la diosa fue y su ventura dio: “Retiraos del templo
y velaos la cabeza, y soltaos vuestros ceñidos vestidos,
y los huesos tras vuestra espalda arrojad de vuestra gran madre.”
Quedaron suspendidos largo tiempo, y rompió los silencios con su voz
385. Pirra primera, y los mandatos de la diosa obedecer rehúsa,
y tanto que la perdone con aterrada boca ruega, como se aterra
de herir, arrojando sus huesos, las maternas sombras.
Entre tanto repasan, por sus ciegas latencias oscuras,
las palabras de la dada ventura, y para entre sí les dan vueltas.
390. Tras ello el Prometida a la Epimetida con plácidas palabras
calma, y: “O falaz”, dice, “es mi astucia para nosotros,
o –píos son y a ninguna abominación los oráculos persuaden–
esa gran madre la tierra es: piedras en el cuerpo de la tierra
a los huesos calculo que se llama; arrojarlas tras nuestra espalda se nos ordena.”
395. De su esposo por el augurio aunque la Titania se conmovió,
su esperanza, aun así, en duda está: hasta tal punto ambos desconfían
de las celestes admoniciones. Pero, ¿qué intentarlo dañará?
Se retiran y velan su cabeza y las túnicas se desciñen,
y las ordenadas piedras tras sus plantas envían.
400. Las rocas –¿quién lo creería, si no estuviera por testigo la antigüedad?–
a dejar su dureza comenzaron, y su rigor
a mullir, y con el tiempo, mullidas, a tomar forma.
Luego, cuando crecieron y una naturaleza más tierna
les alcanzó, como sí semejante, del mismo modo manifiesta parecer no puede
405. la forma de un humano, sino, como de mármol comenzada,
no terminada lo bastante, a las rudas estatuas muy semejante era.
La parte aun así de ellas que húmeda de algún jugo
y terrosa era, vuelta fue en uso de cuerpo.
Lo que sólido es y doblarse no puede, se muta en huesos,
410. la que ahora poco vena fue, bajo el mismo nombre quedó;
y en breve espacio, por el numen de los altísimos, las rocas
enviadas por las manos del hombre la faz tomaron de hombres,
y del femenino lanzamiento restituida fue la mujer.
En el siguiente enlace podéis leer y comparar
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